Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.
Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA
(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro
Comentario
Capítulo diez
Trata la baxada rresoluta que bió el rrey Ytzcoatl de Mexico a los prençipales y senado atzcapuzalco tocante en guerraAbiendo bisto y tendido en el senado mexicano la rresoluçión de los mexicanos, y muy determinados de conbatir a los tepanecas y morir sobre ello la demanda, llamó Atenpanecatl Tlacaleltzin, baxador mexicano prençipal, díxole: "Tened baleroso ánimo como tal mexicano que sois y determiná otra bez buestro biaxe y mensaje a los tepanecas, y si es ya buestros días y fin llegado, conformaos buestra buena bentura, y si allá fenesçiesen uros días, yo tomo el cargo de ura muger, hijos y casas. Dezilde de mi parte que yo le enbío a saludar y a esforçarle como baleroso señor que su trono y señorío no desmaye, que haga el coraçón ancho a las caídas umanales de la fortuna, y que si tiene ya bien entendido el golpe de fortuna que sobrebendrán en su trono y susçederá a los biexos, biexas, moços niños y niñas tiernas de hedad si se abentura a lo que él y los tepanecas tienen [10v] determinado; y nosotros los mexicanos ya puestos a todo lo que susçediere, y que su seruidor y basallo Ytzcoatl y todos los mexicanos ya estamos pospuestos a su boluntad, pues ansí lo quiere; que no me bolueré atrás si de hecho está promtos y determinados a ello como nosotros, no poniéndole delante temor alguno, pues ya cominço a tomar mi cargo de basallaxe y suxeçión del bençido, caydo en suxeçión. Aperçibíos, Atempanecatl Tlacaeleltzin. Pues este es fin y paradero de lo que a de susçeder, poneos luego en camino".Llegado el mensajero Tlacaeleltzin en prezençia de Teçoçomoctli, rrey de tepanecas, díxole: "Rrey y señor, estéeis en buena ora. Catad aquí que os bía el rrey Ytzcoatl mexicano este pequeño presente con que sastisfaze ura tristeza y lágrimas, este ticatl (albayalde), y pluma, que es la señal de rrodela y dardos, que es tener en atençión por onor de ura persona y acatamiento, que él propio los adereçó para bos". Y tomólos el rrey la mano, díxole: "Sea mucho de norabuena, Atenpanecatl Tlacaeleltzin. Téngoselo en merçed a Ytzcoatl". Y así, le untó con el albayalde el cuerpo y le emplumó la cabeça con la pluma y púsole la rrodela la mano y la otra el dardo, bara tostada (tlatzontectli), y así, fecho esto, el rrey le dixo al Tlacaelel: "Tomá tanbién bos en que bais buelto y esta rrodela y este espadarte (maccuahuitl), y mirá si podréis bolueros a ura casa". Y la rrodela lleuaba una banda atreuadas como diuisa, yxcoliuhqui, y las armas le puso en su cuerpo, dorado, y la cabeça le puso como çelada, coruado como cayado de pastor. Díxole: "Bolueos a uro rrey de esa manera y mirá si podréis pasar a saluo, y tiendo que por la parte que abéis de pasar de las guardas que allí están, que para uro pasaxe os tienen hecho y aguxerado el paredón de la guardia. Pasaréis por delante de la pared y al salir dél no os buelban y tornen los tepanecas corcobado el cuerpo". Y así, salió del pueblo y fue a un lado del camino y junto a él y biniendo por su camino llegó a las guardas en Xoconochyacac, adonde estauan muy puestos de guerra, con cuydado y belas, todos armados con armas y rrodelas y espadartes. Llegado a ellos, les habló en alta boz diziéndoles: "Tepanecas, muy bien os a susçedido la fortuna, que ya es dado que abéis todos de morir, que no a quedar nenguno ni memoria del pueblo de Azcapuçalco; que yo, como Tlaelel que soi, os lo predestine". Y dicho esto, començó a bozear y dar alaridos, y así, le dieron alcançe los tepanecas y le començaron a dar cuchilladas la cabeça, puesto el morrión o çelada dorada, trayendo por el agua. Y así, bino a dar en Nohualco y llegado a la casa de Ytzcoatl, rrey, que estaua su palaçio, que estauan con él todos los prençipales mexicanos, e preguntó Ytzcoatl a Atenpanecatl: "Seáis bienbenido, que tube por çierto que no bolueríades otra bez a Mexico Tenuchtilan, y por çierto tenía que os abían muerto los tepanecas". Rrespondió Atempanecatl: "Mucha bentura tengáis, buen rrey. Ya fui y lleué ura baxada y cumplí buestro mandata y le adorné su cuerpo [11r] con el aluayalde, todo el cuerpo le unté con ello, y le enplumé la cabeça y díxome que agradesçía la boluntad grande de Ytzcoatl: "Ya esto es así hecho. Bolueos a buestro rrey y patria. No curéis de boluer más a mí, que ya desde agora para siempre no me beréis ni yo os beré a bos". Y así, con esto, me boluí con este rresoluto mando". Oydo esto, Ytzcoatl dixo: "Sea mucho de norabuena. Mandá a mis hermanos los mexicanos que se adereçen y aperçiban para este efecto, pues estamos ya en este término que nos emos de bender los unos y los otros en esta guerra. Hazé llamamiento a todos los prençipales mexicanos". Aperçibidos a guisa de guerreros, llegan al lugar de la guardia en Xoconochnopalyacac, y por caudillo dellos al do Tlacaelel, y trando en medio de los tepanecas, lo más fuerte de ellos, con grande bozería y alboroto, que solos los prençipales mexicanos y Tlacaelel con ellos, solos traron en campo con los enemigos tepanecas, que los demás mexicanos no abían trado con ellos, que estauan mirando lo que paraua. Y biendo que yban de huida a más andar los tepanecas, llegauan ya haldas de los montes, llegaron los otros mexicanos dando ánimo a los mayores y prençipales, diziéndoles: "Ea, balerosos mexicanos, que ya no ay memoria de tepanecas ni serranos, sus aliados, ni ay ya pueblo de Azcapuçalco, que todo es ya uro. Ya abéis terado buestro alto balor y señorío. ¿Qué podemos agora dezir?" Y así, boluieron a baxar los tepanecas y con boz humilde y baxa se ofresçieron a la suxeçión y dominio mexicano y ser basallos y serbilles como a señores, y ellos basallos, y harían todo lo esclauo le fuese mandado, pues en justa guerra quedaron bençidos y suxetos de ellos.